Una vez una amiga me dijo: no esperes nunca
nada de las personas, así no podrán decepcionarte. Entonces, yo le repliqué que
sin sueños, sin deseos, sin esperanzas propias jamás seriamos felices, ni tan
solo por lo poco que dura esa pequeña etapa de ceguera, sordomudez y
cabezonería que algunos llaman amor correspondido. Hoy me he dado cuenta de lo
que son en realidad las ilusiones. Una putada. Con todas las letras. Sueñas que
para el eres la chica de su vida, y haces montañas de oro de cada detalle en el
que te demuestra que le importas. Bueno, que le importas no, que le sirves para
ensayar lo que le dirá a otras mas guapas en un futuro próximo. Mientras tu
sigues pensando en lo especial que te sientes cuando te dice que eres lo mejor
que le ha pasado hasta que...¡Oh, sorpresa! ¡Pero si sale en la foto liandose
con la furcia de turno! De repente entiendes todo; todas las pequeñas, pero
cada vez mas frecuentes cosas que no te cuadraban. Y ese día se hunde el mundo.
Sí, seguirá girando, pero parece que tu has sido desplazada un par de metros
del eje de giro. Y viene ella, tu amiga; sin acecho de un "ya te lo
dije" en los labios, sin un "te avisé" en la mirada. Y consigue
hacerte retornar del agujero al que estabas cayendo sin control. Te dice que no
le contestes los mensajes, que borres su numero. Pero no puedes, porque aunque
lo hicieras, todavía tendrías en la cabeza el contenido de todos sus SMS; aun
te sabrías esa combinación de dígitos mejor, mucho mejor que el padre nuestro.
Que no lo perdones. Y te sientes la mas imbécil del mundo porque sabes que
cuando te vuelva a llamar por ese estúpido mote, te volverá a derretir. Y en el
fondo, sigues confiando poco, muy poco en que fue un error, que si volvió a ti
era porque te quería. Confías, tonta, confías.
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