La vida, en realidad, es como un trayecto en
bus. Según empiezas a vivir tienes a mucha gente a tu alrededor, pero hay
pasajeros que se van bajando en las estaciones y otros que se quedan contigo
hasta llegar a tu destino. A veces la gente que llega a su estación se va
enfadada y en otras ocasiones se baja sin más, y tú no eres nadie para decirles
que se queden hasta que termines tu propio viaje, porque a lo mejor ellos
tienen otros planes diferentes, en otro sitio diferente y con gente que no eres
tú. Aún así no pasa nada, porque uno se va dando cuenta de quienes van a ser
los que tienen planes contigo y acabarán el trayecto a tu lado.
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