martes, 31 de enero de 2012

Él...

Domingo, 11 am. Te levantas. Recuerdas la noche anterior: interesante pero aburrida al mismo tiempo. Interesante porque lo has pasado bien con tus amigos, aburrida porque no está él, porque se encuentra a cientos de kilómetros de distancia. Enciende la cámara, mira las fotos y conéctala al ordenador. Míralas, una y otra vez, quédate con las mejores y súbelas. No, espera. Antes debes mirar si él está conectado. Si aún no está, espérale. Espera hasta que se conecte y sube las fotos, justo en ese momento. Para que vea lo feliz que eres cuando no está, lo bien que te lo pasas sin él. Fijo que te pregunta cómo te fue la noche, y tú en vez de mentirle te derrumbas y le dices que sin él todo es una mierda y que le echas de menos. ¿Y qué? A él ¿qué coño le importa? Él está muy bien, es su puta ciudad con su puta novia y sólo se acuerda de ti cuando le interesa. 

No pienses...

Tú no piensas que todo se limita. Entérate que los horizontes existen, y que los márgenes lo encierran todo. Si creías que la confianza no se terminaba, bienvenido al mundo de las ofertas, en el que 99% de relaciones terminan en fracaso. Créeme, me gustaría que confiaras en mí, pero a pesar de kilómetros de distancia me apetece lanzarte un beso hasta el punto que te duela. 

sábado, 21 de enero de 2012

Aún recuerdo...

Aún recuerdo las risas, las miradas que no se atreven a ir a más. Los silencios nerviosos que delatan un principio, las palabras que se pierden entre besos, los besos que hacen perder conciencias, y también consciencias. Aprendí a leer en tus ojos, aunque a veces cambiasen de color sin avisar. Creo que nunca fui capaz de decidir cómo me gustaban más, o tal vez sí, también decidí que era sencillo lograr una combustión sin necesidad de nada más que nosotros. Aprendí a brindar como si fuéramos burbujas de champagne francés. A perderme por una espalda a media luz. A despertar sin espacio, pero entre besos. Y sí, lo sé. Aunque no lo puedas decir... me quieres, a veces. 


miércoles, 18 de enero de 2012

A veces voy...

A veces voy y a veces vengo. Igual te asesino con la mirada que te lo digo todo. En esta vida nada es obvio. Igual te quiero que al rato te odio. Si miento es solo para proteger a las personas. Sinceridad es mi palabra. Tengo miedo a algunas cosas, quizás demasiadas. Soy un gran carácter que se manifiesta base de palabras plasmadas en un papel. Si estas a mi lado lo doy todo por ti. Si estas en mi contra te hundo. Ni más ni menos, ni frío ni calor, templado. Soy esas que se esconde cuando llora por miedo a que la vean. La rabia y la impotencia me sale por los poros, pero la sensibilidad también.
Sonríe que es lo que jode. Al fin y al cabo a veces hay que morder a alguien para recordar a los demás que tu también tienes dientes.




Un beso.

-¿Qué pasa? ¿Algo va mal?
+ ¿Por qué tiene que ir algo mal?
- Me llamas en plena noche diciendo que es una urgencia…
+ He tenido una buena noche y quería darte un beso. 



Fuera...

Fuera de mi ventana solo veo coches veloces, motos alocadas, que dejan el tráfico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar solo el sonido de tus pasos y es por eso cuando te acuerdas de que no vas a ningún lado, aceleras.