domingo, 3 de julio de 2011

Una discusión una guerra.

Hagamos de una discusión una guerra. Tirémonos las almohadas a la cabeza y rompamos algún cristal, como sale siempre en las películas.
Grité monos furiosos en la casa, digámonos de todo. De todo lo que se nos pase por la cabeza. Tú puedes ser el hijo de puta que me ha destrozado la vida y yo puedo ser la histérica paranoica que ha mandado un sueño a la mierda. ¡Estirémonos del pelo! Que sea una noche salvaje.
Después me pides perdón y yo te mando a la mierda. Y entonces me coges de las muñecas y me obligas a escucharte. Y entonces es cuando me dices que me amas, cuando dices que la culpa es toda tuya, cuando dices que verme sufrir es lo que más duele del mundo... Y entonces es cuando vuelves a besarme.
- ¿No dicen que lo mejor de las discusiones son las reconciliaciones?
Pues tengamos una cada día.







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